La Cooperación Misionera Iberoamericana surgió del primer Congreso Misionero Iberoamericano, realizado en San Pablo, Brasil en 1987.

La Confraternidad Evangélica Latinoamericana (CONELA) había convocado a una reunión de líderes en 1984 en México, para discutir la organización de un congreso internacional con el propósito de promover el desarrollo de la visión misionera en la región. Así se realizó COMIBAM ´87, donde más de tres mil representantes de todas las naciones de Latinoamérica, España y Portugal, además de observadores de otros países, se reunieron para escuchar sobre la tarea misionera global y comprometerse con la formación de un movimiento misionero desde Iberoamérica. Fue en aquella ocasión cuando Luis Bush enfáticamente proclamó: “En 1916, América Latina fue declarada un campo de misión.  Hoy en 1987 América Latina se declara una fuerza misionera”.

A partir de ese Primer Congreso Misionero Iberoamericano, COMIBAM Internacional desarrolló sus relaciones en el ámbito mundial con otras redes nacionales, regionales y globales, ayudando a establecer grupos de trabajo, convocando consultas, produciendo libros en castellano y portugués, e iniciando la publicación de la revista Ellos y Nosotros. En la edición 1988 del libro Operación Mundo, Patrick Johnstone reportó un total de 1.314 misioneros desde América Latina. En la edición 1995, reportó más de 4.482. De estos últimos, 1.364 estaban ministrando fuera de su país y 2.126 estaban involucrados en la obra transcultural.

Dios se movió en la iglesia en toda la región, y fortaleciendo movimientos misioneros nacionales donde ya existían, y haciendo nacer donde aún no se habían formado. Algunos países ya habían enviado misioneros desde el principio del siglo XX, y también habían establecido redes nacionales de colaboración misionera, pero a partir de COMIBAM ´87 hubo un fuerte despertar por impulsar la labor misionera transcultural.